viernes, 20 de agosto de 2010

LA INSEGURIDAD SE COMBATE CON EDUCACION

Monterrey de noche, ejercito en monterrey, soldados en  monterrey, balaceras, vida nocturna

La ola de violencia que azota actualmente al estado de Nuevo León y otros estados de la República tiene el mismo origen: La falta de educación.

Porqué digo que la educación es el punto de partida?

Una de las grandes premisas universales es que una persona que vive bien y cuenta con lo necesario para él y su familia no tendría necesidad de infringir la ley de ninguna manera ni afectar a sus semejantes.

Para que viva bien necesita de un empleo bien remunerado y con expectativas de superación.
Para conseguir ese empleo necesita de una buena formación académica. Y es aquí donde, creo yo, es prioridad para el Estado destinar una buena cantidad de recursos en este rubro, para que nuestros niños accedan a una buena educación escolar y de calidad hasta los niveles universitarios.

Dinero hay, pero está muy mal repartido. No es un secreto que los funcionarios públicos se despachan con la cuchara grande tratando de asegurar su futuro en los 3 o 6 años que dura su periodo o gestión.

Y qué me dicen del negociazo de los "Exámenes de Admisión"? Se inscriben miles de jóvenes para ingresar a una preparatoria cuando solo hay cupo para 200 o 300, o 100 o menos si es que van a alguna Facultad.

La educación cuesta, nos van a decir, y estaría bien si gran parte de lo recaudado fuera a parar hacia los maestros que son quienes a fin de cuentas preparan a nuestros niños y jóvenes.

Pero no. Con sueldos miserables los maestros hacen como que trabajan, mientras los superiores hacen como que les pagan, foarmando así un círculo vicioso en el que a fin de cuentas son los educandos quienes reciben solo una mínima parte de lo que se supone deberían aprender.

Y no se diga si el maestro trabaja en un colegio particular o privado en los que muchas veces se les degrada en categoría al denominarlos como "servidores de la educación" y el trato hacia muchos de ellos es poco menos que esclavizante e indignante. Muchas veces sin las prestaciones de ley, sin reparto de utilidades y de un buen aguinaldo equitativo a los años trabajados, como se supone debe ser.
De esta manera la calidad en la enseñanza baja considerablemente y aunado al ínfimo grado de aprovechamiento de muchisimos estudiantes (por falta de interés, de atención o de lo que sea) pues el resultado es todavia mucho más desalentador.

Pero, dirán algunos: Y ¿Qué pasa con la corrupción y la falta de ética?

Esa es la segunda parte, y la más importante, de la educación.

Ciertamente los maestros tienen una gran responsabilidad al encargarles a nuestros hijos, pero son los padres quienes siembran la semilla de los valores en los niños y de procurar el sano desarrollo de estos.

Fomentando el respeto a los demás, a los padres, a los adultos y a las figuras de autoridad -como son los maestros- vamos a hacer de los jóvenes mejores individuos. Eso es un hecho.

Si un niño no respeta ni a los de su casa, difícilmente lo hará allá afuera ante los demás, gente que no conoce ni siente nada por ellos.

Lo peor que puede hacer un padre de familia es cegarse cuando alguien le diga que su hijo tiene un comportamiento equivocado e indignarse si el niño es reprendido por su maestro por una conducta negativa.
Cuando los niños no tienen una buena educación desde su casa, primero, y en las aulas después, se da como resultado lo que vemos actualmente. Personas frías, corruptas, violentas, sin sentimientos, asaltando, robando, amenazando y extorsionando a otras personas que nos gusta vivir la vida en paz.

Sí, la educación es el origen del problema. Y ahora cómo resolverlo?

El Estado debe atacar en dos frentes: Procurando una mejor educación en los estudiantes y por el otro, tiene la tarea de podar -y hasta talar- a todos aquellos árboles que ya crecieron torcidos, sin olvidar que mientras haya pobreza, habrá inseguridad en las calles. O sea, si al principio debió invertir en un solo rubro, ahora tiene que hacer un doble gasto en dos áreas totalmente distintas.

Y como dijo alguien: " Si los de abajo están bien... los de arriba vivirán tranquilos".

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